sábado, 27 de octubre de 2012

Serie Color: Negro- La mirada perdida.




Cada mañana se despertaba con tanto dolor y tan pocas  cosas para hacer que no podía evitar preguntarse ¿que plan tenia Dios para él que aún lo conservaba en este mundo.
La verdad que tampoco es que fuera muy creyente, mas bien era coleccionista de santos y estampas de vírgenes que sus allegados le traían para que "lo cuidaran",  el no decía nada, si aquello les daba felicidad porque iba él a negarse.
También aseguraban día a día, que pasaban a verlo para que estuviera entretenido y acompañado, sin embargo cuando la visita no era con el ordenador bajo el brazo para no "aburrirse" junto  él, venía acompañada de otra persona, a veces allegada  y a veces no, hablando hasta el dislate entre ellos e ignorándolo. 
Generalmente no entendía de que hablaban, las cosas modernas estaban muy lejos de su entender, pero a veces no solo entendía sino que se sonrojaba, no de vergüenza, no, de indignación. 
¿Era esta gente la que el había educado? El sabía que nunca había podido enseñarles nada de lo que se enseña en la escuela, el nunca había ido y ni siquiera podía leer o garabatear alguna letra. Pero si les había enseñado a ser buenos, a ser justos, a ganarse la vida honradamente y  tener aspiraciones y esforzarse para obtener logros, sin embargo comprobaba día a día, que mucho de lo que había enseñado, había caído en saco roto.
El sabía que su cabeza no funcionaba muy bien, a veces recordaba uno a uno cada día vivido y trabajado, y también los vividos y aburridos del presente. Otras no lograba hilar nada, no estaba muy seguro de adonde estaba o con quien, esas veces perdía la mirada para que nadie osara hablarle, prefería mantener una pose ambigua entre el desinterés en su alrededor y algún punto distante en su horizonte personal. 
Esas veces eran las que los que llegaban aprovechaban para hablar, como si realmente estuviera ausente, no se daban cuenta que estaba allí y muy presente, quizá, sin entender demasiado, pero presente. Podía oler el desapego, la especulación y hasta el cansancio de los mas cercanos que una y otra vez reivindicaban su derecho a la vida, a sus propias vidas, en desmedro de la de el mismo. Esas veces, su mirada se perdía en los recuerdos, los lejanos eran los que menos fallaban aunque los mas dolorosos. ¿Eran esos adultos agresivos los mismos que el había acunado alguna ves en sus brazos y acariciado con sus manos callosas?   ¿Los que había consolado de caídas físicas y también de algún desengaño amoroso? 
Después dirían sorprendidos que no los reconocía,  que eso era un paso mas de su enfermedad, quizá tenían razón, estaba muy enfermo y muchos órganos de su cuerpo ya fallaban, también su memoria se perdía a la vez que perdía neuronas,  pero no se daban cuenta, que en realidad no los conocía, porque esas personas que allí discutían, vociferaban y se alteraban en decisiones para preservar la libertad de sus vidas, no podían ser sus hijos, no, ellos, sus hijos,  quien sabe adonde estarían, los años, la vida y quizá el trabajo los había alejado,  quizá no supieran nada de el..............tampoco de su enfermedad,  porque si lo supieran........... si lo supieran.... ya estarían todos reunidos abrazándolo y echando a esos intrusos de su vida.
La noche cubría con su paño negro todos los rincones de la casa, la noche caía, la noche era fría, la noche era negra, negra, la noche..........................................
- Papá, Papá contesta. 
- ¿Papá que pasa? 
- ¡¡¡¡¡¡¡Papá, Oh, Papá!!!!!!!

Alicia





1 comentario: