sábado, 19 de mayo de 2012

Serie Emociones: La Esperanza El desván La trastienda



Me gustaba colarme en el desván cuando todos dormía. Hace tiempo que había notado que poco a poco todas las cosas que me habían pertenecido, dormían allí el sueño de los justos. 
La bicicleta, con la que aterrorizaba a las vecinas, el juego de química, que había dado mas de un disgusto a mi madre, la colección de sellos que ya nadie valoraba........Con sorpresa descubrí en un baúl, ropa antigua que algún día se había amoldado a mi cuerpo en evolución y hoy.......?
Ya no la necesitaba, solo esos paseos en la soledad y en el silencio del desván me unían a un pasado lejano.
Aún así no sabía porque volvía asiduamente, en una ocasión, descubrió una caja en la que había cientos de fotos antiguas, tan antiguas que algunas eran daguerrotipos.
En ellas descubrió a algunos de sus abuelos en lugares y situaciones hoy impensables. También había muchas fotografías de personas que no conocía, parecían de principios del siglo pasado.  No lograba entender porque los actuales ocupantes de la casa,  familia también,  tenían ese lugar en total abandono. 
El mismo en otras épocas había tenido ese sitio, como un pequeño museo.
Una claridad que asomo por alguna hendija lo hizo desaparecer inmediatamente.
Paso algún tiempo sin volver a acercarse al lugar, sabia que aunque no lo hiciera con un propósito determinado, el volver una y otra vez no lo favorecía en sus nuevas metas. Pero allí estaba otra vez, llego de mano de la noche, aunque esta vez fue gratamente sorprendido, al encontrar un cierto orden, aunque ilógico, en dicho desván.
Nunca había albergado esperanzas de que esto sucediera, en realidad no reconocía ningún interés personal que le hiciera pensar que llegaría este día.
Empezó buscando las cosas de mas tamaño, evidentemente era más fácil darse cuenta de su nuevo sitio. Pero fueron varias incluida la bicicleta las que ya no estaban en el lugar. 
Se sintió desconcertado, quizá porque no quiso ver lo que estaba frente a sus ojos. Siguió abriendo cajones y comprobando que había desaparecido la ropa, los juguetes, los libros usados en la escuela, los sellos, por fin se dió cuenta, que tampoco estaban las fotos.
En realidad el desván había perdido totalmente su personalidad, su carácter, su magia, ya no había en el antigüedades, no había historias, ni trozos de vidas, solo había cosas viejas, actuales pero viejas, tristemente el desván se había convertido en un trastero.
Acarició las paredes con su aura,  en un ademán de despedida, ya nada quedaba allí que lo atrajera, nada que le hiciera sentirse unido a este mundo, fué cuando se percató que alguien, no sabia quien, había roto el lazo que no le permitía progresar en la actualidad, alguien había roto el lazo, regalándole la posibilidad de crecer.  
Desapareció como llego, sin ruido ni luces, ahora si, viviera la eternidad solamente para crecer, esperando el momento de ocupar otro lugar, otra familia, otra vida, en la que esperaba reafirmar los conceptos aprendidos y ayudar a otras personas a reconocer los misterios de la vida.

Alicia




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