sábado, 5 de mayo de 2012

Disimulo





Disimulo caminaba lentamente, mirando los rostros de las personas que pululaban en estos días navideños por las calles de la ciudad. 
Sabía muy bien que este año nadie podría festejar como en años anteriores. Por eso disimulo se habia convertido en la muletilla que todos llevaban en sus bolsos, en sus diezmadas carteras y hasta en los bolsillos.
Disimulo no estaba demasiado conforme con su trabajo ya que según quien lo usara las cosas  salian mejor o peor.
Había personas que lo habían usado durante toda su vida y eran maestras en su practica, pero otras, nuevas en el arte de echar mano a disimulo, lo hacían tan mal, que ni el podía esconder su vergüenza.
De todos modos los que acudían a pedirle ayuda eran seres variopintos. Desde aquellos que siempre aparentaban mas de lo que tenían y que lo visitaban a diario, hasta los nuevos pobres que en realidad solo lo usaban como una manera de mantener su dignidad.
Los mas tristes sin embargo eran aquellos que en estos días notaban mas que nunca la falta de sus seres queridos, ya sea que estos se hallaran ausente físicamente o simplemente lejos........... aun estando demasiado cerca.  Ellos usaban a disimulo intentando tapar un dolor que aún así brotaba, dejando al susodicho al descubierto, mas parecido a un espantajo que a un ser feliz. No, no eran estos los mejores usuarios de disimulo.
Es que si algo reconocía disimulo, es que no era fácil, no podía usarlo cualquiera, no quedaba bien en todos los rostros. 
Había quien intentando usarlo, terminaba llorando a lagrima viva y en ese caso ¿que era de disimulo? no sabia adonde ocultarse se sentía descubierto y burlado. 
En otros casos lo que estallaba era la risa ydisimulo así, era el burlador en vez del burlado, pero eso tampoco le gustaba, ya que habia personas que se ponian violentas y no olvidemos que el solo era disimulo.
En fin siguio recorriendo las calles mirando los rostros de las personas que un año mas intentaban festejar la ausencia, el vacio, la discordia, la falta de amor, las frustraciones diarias, rellenando todos esos huecos, comiendo y bebiendo. 
Fué en ese momento cuando disimulo tomó la decisión de su vida:  este año solamente estaria presente en sus clientes habituales, e hizo una lista de las personas a quien no debia abandonar. La lista incluía: políticos, banqueros, bancarios,  funcionarios varios, oportunistas, feligreses de religiones varias, los pastores correspondientes a estos u otros feligreses y la lista era larga tan larga que se sintió cansado aún sin completarla. Eso sí, festejo su decisión, ya que los habituales eran tantos, que nunca hubiera podido servir adecuadamente a todos los improvisados que querían a último momento unirse a él.

Alicia 

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