jueves, 24 de mayo de 2012

Dama de noche

Llevaba en aquel rincón mucho tiempo, quizá demasiado. Había dado su savia y su perfume a muchos moradores. Pero se sentía vacía. Sabía que esta era su vida y que en sus condiciones poco podía hacer para cambiar. Solo tratar de seguir agradando y regalando sus mejores aromas a los que la buscaban. 
Algunos eran tan solitarios y necesitados como ella, otros eran torpes e inexpertos, los mas solo buscaban la satisfacción de sus sentidos, para después ignorarla. 
Ella era la dama de noche durante todo el día, pero se empeñaban en identificarla solo con su actividad nocturna.
Durante el día sus dos retoños ocupaban sus mayores esfuerzos, mantener la vida entre soles y sombras. Siempre cuidando que a ellos no les diera el sol de plano, eso podría frustrar su crecimiento, pero se apartaba amablemente cuando el sol suave de las mañanas tempranas o bien el el atardecer acariciaban sus tiernos tallos. 

A la noche habría sus pétalos ofreciendo los mejores favores, esforzándose por ser la mejor, después de todo de ello dependía su vida  y también la de sus vástagos. 
Podría haber sido cualquier cosa, o eso decían los que hablaban por hablar, sin conocer, sin haber vivido sus experiencias, ella sabia que solo era una dama de noche, que debía vivir de regalar sus favores al que los quisiera aceptar, nunca se había planteado la posibilidad de ser diferente, después de todo, en esta vida cada uno sirve para lo que sirve. 
Porque querer ser roble si era dama de noche? Porque querer ser señora si nació como dama de la noche.  
A  veces y solo a veces cuando chocaba con la incomprensión de los que se llaman humanos, su savia se agitaba soñando con mejores destinos, mas era un lujo que no se podía permitir. 
Mejor seguía aferrada al rincón que para ella había abierto el mundo, mejor seguía siendo una dama de noche, sus hijos crecerían ignorantes de sus sacrificios y así era mejor, ellos podrían salir del rincón, ellos vivirían con muchas oportunidades y el día que eso sucediera ella cobijada en su rincón, dejaría de ser una dama de la noche para ser solo la dama de noche de los jardines de su casa, el aroma inspirador de sus hijos y nietos, la fortaleza de los que se esconden e intentan pasar desapercibidos, solo para seguir viviendo. 
Ella ya no seria juzgada, ni vilipendiada, ni violada en su inocencia que aun vivía en lo más hondo de su alma. 
Ella solo seria la inspiradora de romances fantásticos con su perfume ensoñador.

Alicia


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