miércoles, 8 de mayo de 2013

Carta a una niña Discapacitada.


Una familia con agallas


Mi querida alumna:
Cuando nací fui la tercera hija de un matrimonio de clase media, tenía ya dos
hermanos mayores. Mi hermano mayor era totalmente sano y el segundo era hipoacúsico profundo por lo que necesitó re-educación y audífonos toda su vida.
Yo llegaba muy sana, pero en mi nacimiento faltó oxígeno y perdí parte de la audición. También durante mis primeros años tuve algunos trastornos de maduración. 
Dos años después nació mi hermano menor, el sí nació sordo, con todo lo que ello implica ( reeducación – audífonos)  aparentemente por lo que se sabía en la época un raro problema de genética hacia que mis hermanos y yo naciéramos alternadamente con problemas auditivos, a mi no me tocaba pero ya ves por otras razones también los tuve.
Siempre me eduque en colegios públicos y no especiales, ya que en Argentina está dividida la educación en "normal" y discapacitados y dentro estos también esta dividido en las diferentes discapacidades.
A los nueve años tuve un problema importante de salud, un osteo-sarcoma de hueso en la tibia. Mis padres se desesperaron pero no dejaron de luchar.
A la vez que cumplían con los tratamientos médicos ortodoxos buscaban medicinas alternativas e información. 
El primer médico que me atendió decidió operarme la pierna y solo al cambiar de médico supimos que había cometido un error ya que el cáncer se me exacerbó.
Me hicieron quimioterapia y perdí todo mi cabello, lo tenía muy largo castaño con reflejos dorados y eso fue difícil para mí, aunque usaba una gorra de playa y todos me decían que me veía muy bien.
Fue difícil para mis padres llevar ese dolor disimulando ante mi y si, fue difícil para mi que aunque no entendía la importancia de la enfermedad, sufría las agresiones inevitables en estos casos. 
Un día le dijeron a mi padre que debían amputarme la pierna enferma y él se enfado muchísimo busco ayuda e información en EEUU, España e Italia en hospitales prestigiosos y sin dudar todos los médicos opinaban que se debía amputar, era la única solución. Sin embargo mi papá no se dio por vencido y nunca lo permitió.  Gracias Papá por conservar mi pierna.
En esa época usaba muy poco mi audífono ya que  escuchaba un cincuenta por ciento sin el y con el como una persona oyente. Como no lo usaba hablaba menos que otros niños de mi edad y con alguna dificultad, hay una maestra a la que recuerdo, no precisamente por su cariño, me regañaba mucho y llamaba a mamá muy seguido, en una de esas reuniones la maestra le dijo a mamá:
"Usted no quiere aceptar que su hija nunca será normal y no logrará hacer ni el Bachillerato".
Mi mamá en ese momento solo quería que yo pudiera curarme y seguir creciendo sana a su lado, pero también es maestra y empleó conmigo y también con mis hermanos todo su arte para que saliéramos adelante. Gracias Mamá sin vos no hubiéramos tenido los mismos resultados.
Mi enfermedad estaba remitiendo, pero nos esperaba otro infortunio, poco antes de cumplir mis diez años mi papá falleció repentinamente, era muy joven, pero nos dejo un día antes de esa navidad.
Mis hermanos, mi mamá y yo intentamos seguir adelante y lo logramos, cada uno de nosotros a estudiado y hoy tenemos trabajos prósperos y familias propias. 
Yo logré hacer mi Bachiller contra todo pronóstico y luego estudie el Profesorado para niños sordos.
Me casé y tengo una maravillosa hija de cinco años, trabajo en un colegio especial para niños como yo lo fui. Mi trabajo específico es hacer de enlace con los niños que recién ingresan hasta que se pueden incorporar a las salas generales. Ahora estoy estudiando Especialización en Tecnología de la Información y la Comunicación en la Educación.
Estudio, trabajo, llevo adelante mi hogar y educo y amo a mi hija y amo a mi marido.
 Vos, sos mi primera alumna en una clase reglada, de mi mano descubrirás palabras, letras y números, el arte de redactar correctamente,  historia y geografía de países lejanos y cercanos al nuestro y un universo maravilloso que descubriremos juntas, solo te pido que nunca me digas: NO PUDE, NO PUEDO O NO PODRÉ, esas palabras no existen para mi. Prefiero que me digas: salí a jugar, fui de paseo con mamá, la película de la televisión era muy buena o simplemente no tuve ganas de hacer la tarea, mientras esto sea así, te entenderé.
Y ahora a ¡¡¡¡¡¡¡¡disfrutar aprendiendo!!!!!!!!         Señorita María Soledad

Alicia Gaona

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