lunes, 21 de mayo de 2012

Secretos tras la puerta



Muy pronto había aprendido que no era recomendable demostrar sus sentimientos. 
En ocasiones se habían burlado de ellos, en otras usufructuado los beneficios de ser amado, sabiendo que daba esa clase de amor que no espera nada en cambio. 
Quizá por eso, o por un ateo rosario de pérdidas, vivía sola, tan sola como el mundo actual y sus circunstancias se lo permitían. Para no volver a sufrir ausencias o desplantes, lo mejor era la soledad.
Día a día, sin representar esto en realidad ninguna obsesión, se planteaba, razonaba o elaboraba, las diferentes vicisitudes que habían logrado que una persona asertiva y amoldable como el agua misma a las circunstancias que la vida una a una le presentaba, pudiera llegar a acariciar en su madurez, tamaña soledad.
No la había buscado, tampoco había cerrado puertas para que no invadieran su soledad, sin embargo, la soledad allí estaba, se implantaba en su vida a diario en un vaivén de situaciones, acercaba y alejaba a personas que arribaban a su vida sin mas intención que amenizarla y amenizar la propia. 
No le servía, ella quería mas, aunque para ser sincera, tampoco sabía  que anhelaba.
Quizá dinero? 
No, ya lo había tenido y sabia que ni en su mayor dispendio, servia  para llenar los huecos que dejaba la soledad en el alma.
Quizá ayudar a otras personas? 
Tampoco, lo intentaba a menudo sin ser suficiente las satisfacciones recibidas, para aliviar la sensación de insatisfacción  que latía en su interior.
Quizá nuevos.............. amigos, familia, estudio, trabajo?
No lo sabía; su soledad seguiría inquebrantable mientras no se atreviera a abrir su alma y descubrir los secretos que se ocultan tras la puerta.


Alicia

No hay comentarios:

Publicar un comentario