Volvía de la tertulia como tantos viernes, ensimismada en mis pensamientos, como si viviera sola en el mundo, cuando
en mis cavilaciones llegue al portal donde vivo y encontré una situación por lo menos risueña. Eran sobre las once de la noche y algún telefonillo (como le decís aquí) había quedado pulsado, por lo que a mas del ruido, entrabas al portal con solo dar un empujoncito a la puerta. Malo porque sin ser miedosa, ya uno piensa: aquí entra cualquiera!!!!.
Cuando fui a pulsar para llamar al ascensor, me di cuenta, que no solo estaba en planta baja, si no que permanecía la puerta interior abierta y alguien manipulaba algo en sus manos sin decidir que hacer con su vida.
Luego de pensármelo unos segundos, abrí la puerta exterior como para decir : que haces? aquí estoy yo!
Viendo dentro un señor de edad media que me miro con ojos despavoridos. Diciéndome:
- me vas a matar de un susto!!!
A esas alturas y ya con un poco de miedo en el cuerpo, le dije:
- que haces tú, ni subes ni bajas!!!!
Pero el señor que parecía algo pasado de copas u otra substancia no dejaba de decirme que casi lo mato del susto.
En fin para zanjar el tema le dije:
- bueno sube que ya subo yo.
Pero esta persona era muy educada y sobre los efluvios del alcohol me decía:
- no, no, subimos los dos. .........
Que va!!! lo único que me falta es encerrarme en un ascensor que esta hecho como para los pitufos, pegada a un desconocido que encima estaba pasado quien sabe de que.
Lo mas seria y contundente que pude, le dije:
- no sube de una vez y deja libre el ascensor.
A lo que el señor obediente cerro la puerta, pero seguía sin subir.
Epilogo:
subí cuatro pisos por las escaleras, lamentándome
y preguntándome a mi misma: porque la gente no conocerá sus limites?????
Alicia
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