viernes, 11 de mayo de 2012

Lluvia y Lluvia


PRINCIPIO JAVIER 

El olor a tierra mojada es ya insoportable. Más de cuatro meses lloviendo sin apenas parar es demasiado. Ese primer perfume del ciclo glorioso del agua que había sentido con las primeras y esperadas lluvias, se ha transformado en un tufo persistente de fría humedad que parece inundarlo todo, incluso el ánimo de la gente. Su propia vida lleva un tiempo de tristeza sincronizado con el de las precipitaciones.  Sí, con aquellas luces menguantes de noviembre llegaron las peleas, las no reconciliaciones, las heridas, las amenazas… El sol invicto, que este año parecía muerto más que ausentado, trajo finalmente las sombras rezumadas de la separación. Se sucedieron entonces las lágrimas y las tormentas que parecían estallar dentro de su cabeza, pues corrían torrenciales corazón abajo hasta los muslos, escurriéndose por las rodillas, encharcando sus lacerados pies, que apenas la sostenían, bajo aquella lluvia interminable. Una lluvia de adentro y de afuera que desleía su vida como un terrón insignificante de arcilla.
La misma arcilla en donde está excavada su casa, o mejor dicho: su cueva. Que ahora, empapada de lluvias y lluvias, comienza a desmoronarse por los techos, manchando y agrietando las paredes encaladas, hundiéndose en algunas partes, forzándola pues a salir del calor de su hogar, a las desoladoras paredes de un cuarto prestado.
Su vida se desmorona como un terrón de arcilla  y cada vez encuentra más lejos los días de alegría, de sol y de esperanzas sin aguaceros..


FINAL ALICIA
Y en medio de tanto desatino climático empezaron los desatinos populares, alguien saco a relucir las profecías del calendario maya ¿se adelantaba el año dos mil doce?otros no quisieron ser menos y desenterraron las profecías de Fatima, en ese momento mi cuarto prestado se encontraba en el hogar una señora mayor, pisaba los ochenta,  y no ayudaba justamente a la resolución del panorama, día a día, me decía: ¿se terminara el mundo? ¿se terminara el mundo? y yo trataba de calmarla con mi  lógica irrefutable diciéndole: de algo hay que morir, ¿porque preocuparnos del como, a estas alturas de la vida? ella no lo comprendía, quizá por que su sueño era morir en una cama tibia rodeada de familia que ya no tenía, pero no sosobrar en medio de una ola gigante. 

Yo siempre optimista dentro de mi pesimismo natural, pensaba que lo que debiera suceder, sucederia. 

Por eso ya no me lamente de relaciones terminadas, de cuevas perdidas, de parejas deshechas, de hijos emigrados, yo seguia en la búsqueda, única manera de sobrevivir. 

Mi busqueda seguía siendo un camino errante, lleno de obstaculos hacia la felicidad, pero sabía que entre olas furiosas, vientos feroces o suaves brisas la encontraría, aunque esta me esperara solo en el no ser. 

Alicia 




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